¿Qué es la ansiedad?
Hay muchos momentos en los que posiblemente te hayas sentido sobrepasado y con ganas de escapar por situaciones personales, laborales, familiares o todas juntas. Esta sensación de no poder más va acompañada de ansiedad, que al fin y al cabo es un estado emocional que surge como método de alarma. Nuestro cuerpo nos está mandando señales, avisándonos de que algo dentro de nosotros no está funcionando como debería.
En muchas ocasiones nos enfrentamos a situaciones que consideramos que son amenazantes o estresantes y lo manejamos como podemos, pero a veces eso no da un resultado total y empezamos a encontrarnos. Esto tiene sentido, porque todos tenemos un límite y a veces, llenamos tanto el vaso que se desborda, pero ¿cómo podemos saber si esto nos está pasando a nosotros?
Conoce los síntomas
Los síntomas generados por la ansiedad pueden ser muy variados y en escala de intensidad diferente, pero podríamos agruparlos en las siguientes categorías:
- Sensaciones corporales o físicas: sensación de ahogo, opresión en el pecho, falta de aire, mareos, desmayos, nauseas, cefaleas (sobre todo tensionales), migrañas, alteración tensional, sudoración, taquicardia, tensión muscular, problemas digestivos, dermatitis, insomnio, falta de apetito o atracones, psoriasis o temblores.
- Psicológicos: preocupaciones, pensamientos intrusivos y rumiativos, hipocondría, pensamientos negativos y catastrofistas, agobio, inquietud, miedo, inseguridad, sentimiento de inferioridad, baja autoestima, dificultad para concentrarse, irritabilidad o timidez
- Social: miedo a salir de casa, miedo a la interacción con otras personas, a los espacios cerrados o abiertos, a las aglomeraciones, a situaciones donde te vayan a prestar mucha atención o ante las relaciones de pareja.
Hay veces que tener ansiedad o puntualmente algunos de estos síntomas no tienen por qué generarnos consecuencias negativas, al contrario, hay cierto grado que podríamos considerar aceptable o adaptativo. Nuestro cuerpo-mente nos está alarmando en algunas situaciones, nos está diciendo que prestemos atención y nos preparemos para actuar. En cierto grado es beneficioso esta activación, dentro de una intensidad emocional moderada, donde todavía no se ha apoderado de nosotros. Por ejemplo, si vamos caminando solos por la calle a las 4 de la mañana, es normal y adaptativo que estemos más activados de lo normal, preparados para actuar en cualquier momento. Lo importantes es que una vez que esta situación ha terminado, seamos capaces de salirnos de este estado emocional que nos agita en cierta manera.
El problema surge cuando la ansiedad cruza esa fina línea y nos acaba invadiendo, nos bloquea y nos hace pasarlo mal, es aquí donde se vuelve desadaptativa. Y la realidad, es que cuando estamos expuestos de una forma continua y no puntual a situaciones amenazantes emocionalmente, como por ejemplo, un trabajo muy exigente o una convivencia familiar difícil, es muy fácil pasar esta línea y que la ansiedad se convierta en nuestra compañera rutinaria.
Tratamiento de la ansiedad en Cepsim Avenida de América
Experimentar ansiedad no es agradable y normalmente están acompañados de ansiedad anticipatoria a que puedan suceder, puesto que la incertidumbre sobre si sucederá o cuándo sucederá puede provocarle ansiedad entre los ataques, que puede acabar provocando aislamiento social, fobia ante determinadas situaciones incluso puede llegar a no poder salir de casa, problemas laborales y sobre todo, sentimientos desagradables como una baja autoestima, no sentirse seguro casi nunca, sentirse reprimido, etc.
Pero la pregunta más importante es, ¿cómo hemos podido llegar a este punto?, al punto de que la ansiedad sea una parte más de tu día a día?
En un primer momento la ansiedad no llega a nuestra vida como un torbellino que nos arrasa, aparece lentamente, poco a poco sentimos taquicardias, tenemos días cansados, que nos sobrepasan, pero esto se convierte en la normalidad y nuestro cuerpo nos va avisando de que hay algo que no estamos atendiendo, a nosotros mismos.
Hay veces que nos vemos sumidos en problemas familiares, de trabajo, divorcios, duelos, maternidad o paternidad o cualquier tipo de situación que nos esté agobiando y preocupando, si no conseguimos gestionarlas de una manera segura emocionalmente, posiblemente comiencen los síntomas.
Desde CEPSIM trabajamos con esta problemática y tratamos de ir a la base del problema, la raíz que ha acabado desencadenando la ansiedad. Si conseguimos adquirir nuevas formas de entendernos y de relacionarnos emocionalmente con las situaciones que nos rodean en nuestra vida, conseguiremos solucionar la ansiedad de forma que puedas aprender a controlarla siempre.