Tratamiento Ataques de pánico barrio Salamanca

¿Hay ocasiones en que tienes ataques repentinos de ansiedad y temor abrumador que duran varios minutos?

Tal vez el corazón te late rápidamente, comienzas a sudar y sientes como si no pudieras respirar o pensar.

¿Estos ataques ocurren en momentos impredecibles sin ningún factor desencadenante obvio, llenándote de inquietud de que pudieras tener otro en cualquier momento?

¿Qué es un ataque de pánico?

Un ataque de pánico es una crisis donde la persona experimenta elevados niveles de angustia y ansiedad con intensos pensamientos aterradores de que algo grave puede ocurrir. Esto sucede en presencia de una situación que se percibe como peligrosa, ya sea real o imaginaria, en la que automáticamente se activa el sistema de alarma, el cual provoca diversos cambios fisiológicos que preparan al organismo para afrontar dicha situación.

Sin embargo, en algunos casos tienen lugar «falsas alarmas», porque al estar la persona activada, su organismo reacciona como si hubiese un peligro real. Eso es lo que diferencia un peligro real que nos daría miedo, de un peligro fantaseado, que nos produce ansiedad.

Esto le lleva a evaluar como peligrosos o catastrofistas las sensaciones corporales, por lo que al final las personas tienen miedo de sus propias sensaciones como si indicasen que algo grave va a pasar. En definitiva, se trata de «miedo al miedo». 

Durante un ataque de pánico, se experimenta:

  • Ataques repentinos y repetidos de pánico con ansiedad y miedo abrumador.
  • Sensación de estar fuera de control o de miedo a la muerte, miedo a volverse loco o una fatalidad inminente durante un ataque de pánico.
  • Síntomas físicos, como latido fuerte o rápido del corazón, sudor excesivo, escalofríos, temblores, problemas respiratorios, debilidad o mareos, hormigueo o entumecimiento de las manos, dolor en el pecho, dolor de estómago y náuseas.
  • Preocupación intensa acerca de cuándo ocurrirá el próximo ataque.
  • Miedo de ir a los lugares donde han tenido un ataque en el pasado.

¿Cuáles son las causas?

Aprendizaje en la infancia y adolescencia de un conjunto de creencias negativas sobre los peligros físicos y mentales asociados con determinados síntomas corporales (aprensión ansiosa) a partir del entorno familiar o experiencias vitales.

También familiares que han sufrido ataques de pánico promueve que las personas estén más atentas/os a los síntomas del ataque de pánico y tengan mayor temor a estos, lo que aumentará la probabilidad de sufrirlos.

Mayor capacidad para detectar las sensaciones corporales o síntomas fisiológicos de activación (hipervigilancia).

La presencia de otros problemas de ansiedad o el consumo de drogas pueden desencadenar ataques de pánico. También haber padecido o padecer alguna enfermedad orgánica (problemas respiratorios, infartos, etc.).

Por otro lado hay ciertas situaciones como las crisis del desarrollo que se dan según vamos madurando que pueden estresarnos. Las situaciones estresantes (discusiones, conflictos, problemas en el ámbito laboral, etc.) o situaciones imaginadas (la activación fisiológica experimentada no tiene porqué ser real, basta con que se tenga la creencia de que se ha producido) favorecen los ataques.

Llevar a cabo ante ciertas situaciones evaluaciones cognitivas erróneas o catastrofistas del peligro (el miedo a morir o a perder el control), el cual aumenta la activación de los síntomas fisiológicos (sistema de alarma), que a su vez, intensificará las señales que se temen. En consecuencia, se crea un ciclo vicioso de “miedo al miedo” (o miedo a las sensaciones), hasta que el sistema fisiológico de activación disminuye o se toma alguna medida para reducir dicha sintomatología.

¿Por qué elegir Cepsim Avenida de América?

En Cepsim llevamos a cabo un plan de intervención individualizado para cada paciente , pues cada persona es única; de modo que adaptamos la técnica que mejor vaya a funcionar a la persona. Empleamos técnicas útiles para el pánico y entrenamientos específicos como: técnicas de relajación, mindfulness, hipnosis, y manejo y gestión de pensamientos desagradables.

El objetivo principal es que cada persona pueda ir recuperando su propia confianza, control de los síntomas y la pérdida del miedo a sufrir nuevamente un ataque. 

Para ello, enseñamos las habilidades necesarias para reducir la frecuencia e intensidad de las crisis de pánico. Es importante que según vayan pasando las sesiones, se maneje mejor el miedo. Pero también es importante entender qué señal nos está mandando esa crisis de pánico, pues en numerosas ocasiones el pánico es como el humo del fuego: queremos quitarlo porque nos deja sin respiración, pero el problema real es que hay un fuego dentro.

Tratamiento del pánico en Cepsim Avenida de América

Evaluación

Realizamos una evaluación exhaustiva para entender cómo se ha llegado a esa situación y qué la mantiene. Es importante que puedas entender porqué sufres ataques de pánico, cuales son sus causas inmediatas y más lejanas; y que encontremos un sentido para ellos. 

Intervención

  • Desarrollar distintos comportamientos para distanciarse de la focalización sobre las sensaciones corporales.
  • Disminuir la autoobservación o hipervigilancia.
  • Eliminar ciertas asociaciones entre determinados estímulos y el desarrollo de la crisis de ansiedad como amenazante.
  • Afrontamiento de la sensación del miedo tanto comportamental como cognitiva.
  • Modificar y/o eliminar distintos pensamientos catastrofistas y anticipatorios.
  • Establecer distintas actividades agradables para distanciarse del ciclo del “miedo al miedo” y la hipervigilancia de las sensaciones corporales.

Prevenir recaídas

Abordaremos estrategias para que puedas manejar las crisis en caso de que vuelvas a sentir sensaciones corporales normales que te alarmen. Para ello, en ocasiones, más allá del entrenamiento y tareas terapéuticas; es posible abordar otros temas de fondo que puedan estar relacionados con las crisis como temas vitales, conflictos en la toma de decisiones, problemas de dependencia, entre otros.

«Abre la puerta a tu miedo,

escúchalo empáticamente,

cuando no le des de comer;

entonces se irá».